Crónica de una casilla especial

Una historia sobre ciudadanía y democracia.

Hugo Velazquez
5 min readJul 3, 2018
via @crguerra

Domingo de votaciones, se trató de la elección más grande que ha tenido México en toda su historia. Renovamos alcaldes, senadores, diputados, gobernadores y obviamente al Presidente de la República.

El Instituto Nacional Electoral colocó, como cada elección federal, casillas especiales con el objetivo de que las personas que se encuentren en tránsito por el país, tengan la posibilidad de votar. En palabras más claras, son diseñadas para personas que se encuentran de viaje o llevan viviendo en un lugar nuevo desde Febrero (fecha en la que el INE cerró el proceso para renovar la credencial). Por ley, sólo se designan 750 boletas por casilla especial y en algunos casos puede haber hasta 2 casillas, subiendo el número a 1500 boletas en un sólo lugar, ese fue el caso del Parque Metropolitano de Zapopan, lugar donde comienza mi historia.

Resido en la zona metropolitana de Guadalajara desde hace poco más de 2 años y he cambiado 3 veces de domicilio en ese lapso de tiempo. La verdad no había visto la necesidad de renovar mi credencial, ya que confiaba en la eficacia de las famosas casillas especiales (de las cuales sólo conocía su existencia, pero nunca había ido a una). Dado que era Domingo, decidí tomar mi bicicleta e irme temprano al parque para votar y continuar mi habitual recorrido por el resto de la ciclovía. Eran las 8:30 de la mañana, cuando al llegar me percaté de una fila bastante extensa (según Google Maps, eran alrededor de 500 metros). Pensé que me tomaría a lo mucho unas 2 horas llegar a la urna, ¿Qué tanto se puede tardar una persona en votar?

via @crguerra

La fila no avanzaba, ¿La razón? Abrieron la casilla hasta las 9:30 de la mañana. Una vez abierta, de los 2 módulos que tenían, uno lo designaron para personas de la 3ra edad y discapacidad, de las 1500 boletas disponibles, 300 les correspondían a ellos. Eso cambiaba mi panorama, ya no estaba seguro si alcanzaría boleta o no. La misma duda se apoderó de mis compañeros de fila, varios comenzaron a contarnos y los números nos favorecían, pero al final nadie estaba completamente seguro.

La fila comenzaba a incrementar sin control, llegaban de otras casillas especiales relatando que ya no había boletas en otros lugares. ¿Vamos a alcanzar? Era la pregunta que todos se hacían. La fila avanzaba muy lento, enfrente de mí había una persona con uniforme de béisbol, su plan era votar temprano e irse a jugar a las 10 de la mañana, claramente sus planes se arruinaron. Comienza la interacción, otra persona dice que lleva viviendo 5 años en Guadalajara y jamás se imaginó esta situación. “Nadie”, le respondemos en unísono.

Una señora mitotera (nunca faltan, afortunadamente) decide poner manos a la obra e investigar lo que está pasando. Su primer reporte indica que hay personas locales que se formaron simplemente porque les daba flojera ir a su distrito. También nos cuenta que la presidenta de casilla estaba dejando pasar a amigas y familiares. Se hicieron de palabras y casi llegan a los golpes, la policía interviene y terminan por acordonar la casilla.

via @notiGDL

Tras 5 horas en la fila, corre la noticia de que han llegado representantes del INE y le han permitido a la señora mitotera poner orden en la casilla. Deciden marcarnos con un número para asegurarnos de algún modo que alcanzaremos boleta.

Son 1200 boletas, me toca el número 1182. Comienzo a escuchar gritos a unos pasos de mi persona, es una señora furiosa porque ya no alcanzó número, les llama corruptos a los funcionarios del INE y dice que todo es parte de un fraude, se retira enojada de la fila. Los demás que tampoco alcanzaron se mantienen firmes, dicen que tienen derecho a votar y no se irán hasta que metan su boleta en las urnas.

La gente comienza a improvisar un pícnic a los costados del parque, llegan los vendedores de fruta, tejuinos y aguas frescas. Gente pide comida a través de aplicaciones o se organizan para montar guardia y mandar a alguien al Oxxo. Se hablan de los temas casuales como la selección, Peña Nieto, nuestras ciudades originales y obviamente la serie de Luis Miguel, “¿Será Marcela?” Era la duda de muchos.

Comienzan a escucharse las primeras irregularidades, gente que mete a sus amigos en la fila y personas que se auto-asignan un número para despistar a los verificadores en la casilla. Han pasado 8 horas, el cielo nos juega una broma y nos lanza unas cuentas gotas de lluvia, la amenaza está latente. Muchas personas no soportan más y deciden irse. Comenzamos a jugar cartas mientras la esperanza está en el horizonte, al fin llegamos a un punto de la fila donde podemos ver la casilla con nuestros propios ojos.

El siguiente rumor se comienza a difundir: “Las casillas cierran a las 6 de la tarde, ya estuvo que no votamos”. Unos cuantos lo toman como excusa suficiente y emprenden la retirada. Buscamos en Google y efectivamente, cierran a las 6, pero puede extenderse el tiempo mientras haya boletas y gente. Personal del INE vuelve a contabilizar, alrededor de 400 personas han abandonado la fila, lo que significa que 400 personas que no alcanzaron número al principio, pero se quedaron, tendrán la oportunidad de votar.

Se acerca una persona de Veracruz y pregunta, “¿Cuánto tiempo llevan aquí?” Le respondemos casi con orgullo, “10 horas”, a lo que remata “¿En 10 horas no han pasado a votar 1500 personas?” Nosotros tampoco lo entendemos, pero ya estamos muy cerca. Se acercan medios de comunicación, desde radio hasta televisión. Entrevistan a uno de nuestros camaradas, un señor que de forma muy correcta relata lo que hemos vivido.

Llegó el momento esperado, los funcionarios de casilla me entregan mis boletas, me toca votar por Presidente y Senador. Termino de elegir y dejo en las urnas mi decisión. No lo puedo creer, por fin acabó el proceso, mi deuda con la sociedad por no haber renovado mi credencial a tiempo ha sido saldada siendo las 7:30 de la tarde.

Una vez en mi casa, enciendo la TV y veo que no ganó mi candidato, pero rescato que hubo una participación de casi el 70% del padrón electoral. En lugar de hacer rabietas, me dio un gusto enorme que la gente salió a votar. Nosotros soportamos 11 horas en una fila, pero no sé que otras adversidades tuvo la gente alrededor del país para llegar a su casilla. Un gran día para la democracia y para México.

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